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Poemas


Viendo los autos pasar hacia Occidente

En las pequeñas ciudades del centro de Cuba

las calles, habitualmente bulliciosas y dulces,

se quedan vacías en los meses de invierno.

Yo he vivido esa pesada quietud.

Los estudiantes se han marchado a descubrir el mundo

y una paz, una extraña y larga ausencia,

llega hasta las paredes y penetra al interior de los edificios.

Los clubes, las casas de cultura, los campos deportivos,

semejan un set, cuidadosamente preparado,

que espera el regreso de los actores para continuar la filmación.

En las pequeñas ciudades del centro de Cuba

todo es ausencia y espera en los meses de invierno.

Yo he vivido esa pesada quietud.

Noches de febrero en la esquina vacía de Libertad y Paseo,

viendo los autos pasar hacia Occidente.

Como quien ve a una muchacha de piel muy limpia y cabellos negros

pasar gustosa hacia otro hombre.

Ayer, mientras leía a Borges

Para Aymara Aymerich

Ayer, mientras leía a Borges,

pensé de un modo diferente la tristeza.

El polvo al pie de las murallas

era el polvo apagado en una tarde de verano,

pero en la página viva

fue el pulso intemporal de una escritura

—suspendida desde antaño

entre el musgo y las losas de mármol—

y fue también la huella manifiesta de un origen

—perdida bajo el agua

en la memoria de cien generaciones.

Nada de lo que llamamos real

hizo que pensara la tristeza de un modo diferente

—la vida es ahora virtual y distante

y débil es el pensamiento de la época, you know.

Al pie de las murallas

gocé tu desoladora belleza y la belleza del mar

recomenzando,

pero no deseaba en verdad un modo diferente

—la vida es ahora una copia

y tu cuerpo repetición de otros cuerpos

pasados y por venir.

Los magníficos dramas

hicieron a los griegos eternos

y a Shakespeare un hombre obligado y libre

—descansan, sin embargo, muy lejos de lo real:

en la tensa plenitud de su tiempo,

o en los espacios congelados de las videocintas,

el mito digital y la imagen.

Nada en el mundo físico

anunció el sentido de aquella revelación;

pero ayer, mientras leía a Borges

—lejos del mar y las murallas y tu rostro y el polvo—

pensé de un modo diferente esa humana tristeza

y la serenidad y el oro de una página.

El frío de los años

Dibujaba

un rostro de gato

en la pared

—vacía, nueva, recién pintada.

El rostro de un gato

sin enigmas

y luego su piel

—sin manchas.

Dibujaba

la copia virtual

de una copia

anterior

del rostro posible

de un gato

ya extinguido

—sin vida.

El rostro seco

de un gato cualquiera

—sin esfuerzo,

sin ninguna tajadura.

Igual

escribo en la pantalla vacía

las palabras

gato / rostro / pared

sin que pase nada

—ninguna revelación,

ninguna pregunta.

La vida y el arte son fríos

Y nada significan

lo nuevo / el sueño / una piel

o la expresión

en los ojos de un gato

—no vivo, escrito, no vivo,

dibujado al azar,

entre el humo y la niebla,

por el inconsciente.

Alberto Edel Morales Fuentes [Cabaiguán, Las Villas, Cuba, 1961] Escritor, editor y gestor cultural. Licenciado en Historia, 1984, y Magíster en Gestión Cultural, 1992, ambos por la Universidad de La Habana. Ha publicado los libros de poesía Viendo los autos pasar hacia Occidente; Escrituras visibles; Lejos de la corriente; Otro color, otras figuras geométricas; El juego de la memoria; Con cierta elegancia; Pájaros en la pantalla; En la baja gravedad; y las antologías Cuerpo sobre cuerpo sobre cuerpo (coautora Aymara Aymerich) y La Estrella de Cuba. Inventario de una expedición. Como narrador ha dado a conocer el testimonio Los pies en la tierra y la novela Que te vuelva a encontrar. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, el francés, el italiano y el portugués. Sus artículos, entrevistas y textos de ficción aparecen en antologías, publicaciones periódicas y sitios digitales de la isla y de otros países. Ha impartido conferencias y realizado lecturas en instituciones culturales o académicas de Alemania, Argentina, Cuba, Chile, Ecuador, España, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Puerto Rico y Venezuela. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y Miembro de Honor de la Asociación Hermanos Saiz de escritores y artistas jóvenes. Le fue conferida la Distinción Por la Cultura Nacional. Fundador de la revista de literatura y libros La Letra del Escriba y del Centro Cultural Dulce María Loynaz. Reside en La Habana, donde se desempeña como Vicepresidente del Instituto Cubano del Libro.

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